Elimina patógenos mediante la oxidación de la cobertura de virus, bacterias y hongos y un amplio espectro de microorganismos, que quedan desactivados.
Gracias a la tecnología aplicada de KWT, el ozono se descompone de la misma manera que ocurre en la atmósfera de forma natural y vuelve a ser oxígeno, por lo que no deja ningún tipo de residuo químico y a su vez actúa como un potente desodorizante eliminando el origen de los olores desagradables.